El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires impuso a Netflix y a otros servicios similares un impuesto de 3% sobre el valor de compra, como anticipo del pago de Ingresos Brutos y eso me parece bien. Hace un tiempo me lo preguntaba y lo sigo haciendo cada vez que me llega el resumen de la tarjeta de crédito y veo cómo se multiplican las compras en dólares desde la Argentina, aunque en general pequeñas, en Netflix, Deezer, AppStore, Google Storage y demás proveedores de software como Themeforest o hosting del estilo Gigas o Hostgator. La pregunta recurrente es ¿Por qué la AFIP me cobra un 35% por hacer esos consumos y estos tipos no pagan un solo peso en impuestos? Incluso compañías serias como Google (que en la Argentina tienen cientos de empleados y exportan) te cobran a veces en dólares.
Hagamos un simple cálculo de cuánto le cobrará el Gobierno de Mauricio Macri a Netflix. Según cifras de Dataxis (cedidas a Blog del Medio por un player de Video On Demad), al cierre de 2013, Netflix lideraba el mercado de VOD con 47% del market share, es decir, unas 155.100 cuentas activas. Al precio vigente de entonces (US$7,99), da un total de US$ 1,24 millones por mes, es decir, US$14,87 millones en el año. Si Netflix mantiene el share, entonces cerrará 2014 con 188 mil cuentas a un precio promedio de US$ 8,3 (ya que subió el precio este año para las nuevas cuentas) y una facturación de US$ 18,72 millones. Si todas las cuentas estuvieran en Buenos Aires, el Gobierno porteño recibiría $ 4,8 millones de pesos, a dólar actual o US$ 560.000. Un cálculo provisorio del sector calcula que la mitad de la audiencia proviene del distrito, con lo que el Gobierno se quedará con 2,4 millones de pesos. Preguntaremos a Enrique Carrier sobre cuántos porteños pagan por el servicio. Son los más proclives, en un país en dónde sólo un 1% de los usuarios de internet paga por contenido VOD.
No pagar los impuestos es solo uno de los vicios de Netflix en el mundo. Otro es tener una de las políticas de precios más regresivas del planeta: a los que más ganan, les cobran menos. La razón es simple: para pagar el servicio, un residente en los Estados Unidos con salario promedio deberá invertir el 0,14% de sus ingresos totales anuales para pagarle a Netflix, pero, por ejemplo, un chileno tendrá que desembolsar casi 4 veces ese valor. Servicios como Deezer cobran US$ 4,99 en la Argentina y el doble en Europa.
Pero esto no queda allí. No hay leer a Philip Kotler para saber que el precio no sólo tiene que ver con la cantidad de dinero que uno da, sino por lo que uno recibe a cambio. Por eso, una forma de subir el precio sin tocar el ticket es bajar la cantidad/calidad/etc del producto. Es lo que hace Netflix. Cualquiera que pueda tener acceso a un Netflix activado y usado en Estados Unidos se dará cuenta que la cantidad de títulos que Netflix brinda en el país del norte es notablemente más alta a la que hay en América latina. Nunca lo sabremos, porque estratégicamente Netflix nunca le dirá cuando títulos tiene en su stock.
Netflix es genial y por eso lo pago. Sin embargo, tal vez por su política de escasa transparencia, cada vez pierde más brillo. Sus extrañas políticas que dejan un sinsabor ante cada notica. Tal vez la más impactante es el acuerdo como el cableoperador líder en Estados Unidos Comcast, que según algunos vulnera la neutralidad de Internet. En España, no falta mucho para que Telefónica le empiecen a cobrar por consumirle gran parte del ancho de banda.
La peor parte es que Netflix sube el precio a todo el mundo para producir más contenido. Sin embargo: ¿vendrá a hacer series o películas a la Argentina o, al menos las hará en español? No lo creo. Esto es lo que motivó a sus competidores locales a presentarse ante el Gobierno de la Ciudad a pedir que empiece a pagar impuestos. Ya lo habían hecho ante la AFIP, pero allí no les respondieron el llamado.
(Los ojos son de Reed Hastings, CEO y fundador de Netflix, entrevistado por la gran Martina Rua)