Blog del Medio: En una oportunidad usted señaló que “los medios no son morales, son la vida y responden al latido de la sociedad”, qué quiso decir, y en qué se basa la inmoralidad mediática?
Orlando Barone: Veamos, la religión es moral, la literatura no es moral, quien escribe no lo hace con la intención de dar un mensaje constructivo para el lector; el libro se hace con personajes malos y buenos, drogadictos, reventados, malditos y es lo que sale el libro. El hecho moral es hacer literatura, el dedicar parte de su tiempo a escribir un libro. El periodismo debe tratar de contar la realidad, la vida, y hay muchas formas de hacerlo. Hoy los medios, están hechos bajo la premisa económica, exclusiva. Un ejemplo de inmoralidad sería que La Nación –aunque vos no lo sepas- cobre una nota cien mil dólares para auspiciar la candidatura de López Murphy o que Jorge Lanata le cobre a Elisa Carrió para llevarla al programa; o al revés que un medio no publique una información de corrupción en una provincia porque en esa provincia tiene intereses. El periodismo no es moral en cuanto el periodista escribe una nota o habla, es tan moral como es él, es decir nadie puede decir ‘soy más moral de lo que soy’, esto quiere decir que lo que yo opino nace de mí, de mi formación. Si yo fuera un mal bicho, un canalla en la noticia que uno va a dar a conocer, se nota que uno es canalla. Cuando yo digo que ‘los medios no son morales’ me refiero a que su función no es moralizar acerca de cada hecho que ocurre. No podés estar moralizando lo que decís, por ejemplo en el tema de la pobreza, no podes estar diciendo lo terrible que es, ya sabemos que la pobreza es terrible, no podemos estar llorando con los pobres. Ellos que lloren porque están sufriendo. Una vez se suicido un cantante de rock famoso, estaba en su época de triunfo y no sé que le agarro, pero se apareció en la terraza de un edificio de montes de oca dispuesto a tirarse. Yo trabajaba en el diario en ese momento, estaba solo en la sala de redacción y pasa corriendo al lado mío un fotógrafo que me comenta lo que estaba pasando afuera. A las dos horas vuelve y veo al acompañarlo a la sección de fotografía, toda la secuencia gráfica del suicidio hasta que cae y explota en el piso. Cuando la veo le pregunto: “pero como hiciste esto?” Y él me responde: ‘Y, yo soy fotógrafo’, ¿pero que sentiste?, Sentí una emoción, una adrenalina; mira que interesante, ahí es donde yo digo que no es moral”.
Blog del Medio: Entonces ¿La inmoralidad pasa por sacar provecho?
Orlando Barone: No se si es tan así, pero en ese momento, lo único que le interesaba era saber que tenía el triunfo, el saber que tenía una fotografía única. Si por ejemplo esta un condenado a muerte que te esta confesando que se esta tomando la pastilla de cianuro a vos que sos periodista y le pones el grabador al lado de la pastilla para que se escuche el ruidito. En ese momento es donde aparece lo no-moral, porque vos podés decir cual es el límite, y el límite es que si vos podés evitar que tome el cianuro tenés que dejar de lado le nota y sacarle el cianuro de la boca. Aunque en el caso del fotógrafo era imposible evitar la caída. Sin embargo es posible tener un medio moral, pero justamente el medio es lo que lo hace, no son los periodistas. La Nación –por ejemplo- no te deja ser inmoral. Clarín en cambio sólo te deja ser inmoral hasta el punto permitido. El limite lo fija el medio y muchas veces el lector u el oyente y uno se da cuenta porque se pasa de la línea pierde a los lectores o a la audiencia. Si a Viale lo rechazara la audiencia no tendría programa, evidentemente debe haber gente que le gusta lo que hace, es un buen argumento ese. En conclusión lo que es moral e inmoral lo fija el medio.
En rigor el que pregunta no es Blog del Medio sino el yo de hace 10 años, o casi. Tuve la “suerte” de entrevistar a Orlando Barone, un tipo a quien admiraba mucho, a quien escuchaba en Continental y leía en el Puerto Libre de La Nación. El tipo me recibió de lo más bien con su esposa en su casa del Pasaje Rivarola, me pareció increíblemente agradable y generoso conmigo, un mocoso del interior que andaba con otro compañero molestando a los periodistas para que explicaran qué es ser periodista. El destino, y Darío Gallo que lo descubrió empleado de Clarín durante la última dictadura, puso a Orlando Barone en medio del debate por la ética y la moral. Y entonces lo que decía en aquella época cobra más sentido. A la pucha.
Les dejo el resto de la entrevista, porque creo que hay cosas para aprender del viejo Barone, aquel que todos admirábamos:
-¿Qué importancia tiene para usted el “feedback” de sus lectores y oyentes?
-Uno cuando escribe, sobre todo cuando se es columnista, pretende ejercer una atracción sobre el lector, porque no emito noticias sino opiniones. Si yo tuviera que hacer una nota con una noticia de hoy, la estrella es la noticia, por lo cual, trato de potenciar lo que voy a contar desde el primer renglón. En la opinión, hay que entusiasmar al lector sobre aquello de lo que vas contar, convencerlo de que es importante, de que vale la pena leer esa nota. El comienzo –como en un cuento- debe ser contundente. Entonces si, cuando te interesa el lector hay que vestirte con la mejor ropa: la mejor información y el mejor lenguaje adecuando a esa circunstancia. Ahí aparece el techo del lenguaje. El lenguaje no es casual, uno no puede usar las mismas palabras para todos los hechos.
-¿Cómo es eso?
-Si estás narrando un hecho dramático, se supone que uno tiene que narrar con palabras despojadas que tienen que ver con el estilo de lo que estas narrando. Por ejemplo, no podrías poner belleza romántica en las palabras, estarías desubicado. En la radio es distinto, tratas también que lo que decís sea escuchado, tiene que ser un pensamiento diferente y rápido porque no hay tiempo para un monólogo.
-¿Cómo te das cuenta de que el oyente te escuche?
-Es difícil, te das cuenta con el tiempo, viendo la repercusión en un circuito más cercano, también por la audición y a veces por los llamados –aunque son engañosos- pero ahí en el aire se percibe que es lo que esta sintiendo el oyente, porque uno sospecha cuando un tema es atractivo; en general en la radio los temas emocionales son mas atractivos que los intelectuales. Es decir, la radio es demagógica, cuanto más emoción cause habrá más oyentes; en cambio en un diario existe una cierta distancia –la escritura- hace que no sea tan demagógico.
Siempre el ida y vuelta es importante, aunque tengas cinco oyentes. Vos lo que querés es que tus oyentes estén de acuerdo con vos. Un caso que cautiva al oyente es Lanata.
Sin embargo; parece que cuando usted habla, llama al oyente a tener una escucha más activa ¿Por qué cree que se da eso? ¿Tiene algún método para hacerlo?
-Creo que –aun estando recortado en la radio, porque no soy el protagonista- la mayor parte de los periodistas aceptan el status quórum, es decir que el atractivo es llorar con las víctimas del tiroteo, entonces todos lloran. Cuando yo veo eso, pienso para que voy a hacerlo yo también. Así logro llamar la atención. Esto requiere formación intelectual y cierto criterio periodístico. Por eso yo recomiendo siempre tratar de ser un poco más originales, buscando un nuevo camino, por la negación o por lo positivo –aun en este ambiente de mucha competencia hay menos lugar para la originalidad-. Casi siempre uno la encuentra (la originalidad) y hay momentos en que uno coincide con los demás. Otras veces resulta imposible proponer una perspectiva diferente.
-¿Quiere decir que no siempre hay libertad de opinión?
-Digamos que la libertad también tiene una limitación y un lugar. Una radio central tiene una limitación en la originalidad, no podés tener un pensamiento totalmente hereje.
-¿Qué canal considera que es el más propicio para efectuar una opinión?
-Bueno, hay que ser realista, el mejor medio para un periodista es el que tiene. En el caso de poder trabajar en varios medios a la vez, creo que depende lo que quieras comunicar. Hay hechos puntuales donde la radio es muy fuerte, por ejemplo: los rehenes de Ramallo donde toda la gente estaba atenta al desenlace fueron muy importante la radio y la televisión.
-Pero ¿no cree que a la hora de opinar es más importante tomar cierta distancia y dar una mirada mas profunda de los hechos?
-Cuando un periodista escribe tiene una distancia mayor sobre los hechos y mayor posibilidad de recurrir a información lateral que se agregaran a la nota. Eso también lo podés hacer en menor medida en la radio aunque es más limitado.
-Eso se puede aplicar a usted, porque recurre mucho a las citas. Sin embargo, ¿Busca citas bibliográficas para sus notas o es al revés?
-El problema de las citas es que si vos las pones forzadamente denotan inpostación. Es como si uno se pusiera un traje que no es de uno, se nota. Pero también, tiene que ver con el tema que estas tocando y con lo que has leído. Suponete que recordás un libro que tiene relación sobre, por ejemplo, la pobreza, y vos estas hablando sobre eso, recurrís al libro y encontras un párrafo perfecto para lo que queres decir. Muchas veces podes sacar la idea o frase con sutileza, pero si ya lo haces con nueve o diez citas y no lo aclarás perdés.
-¿Cómo logra un periodista la captación de la realidad?
-Yo soy un hombre grande con gran curiosidad, esto te despierta y te hace envejecer más lentamente. La curiosidad no la podés fraguar, no podes decir “Voy a ser curioso”, es un entrenamiento. Si uno nunca se ejercita en la curiosidad no sirve. Yo por ejemplo cuando me dedique a escribir sobre la pobreza descubrí que los pobres no usaban anteojos, esas son observaciones que son interesantes para hacer, y no hablamos de dientes, porque no usan tampoco, ni nunca los usaron. También es necesario saber contarlo con piedad, porque no podes decir “mira ese ordinario que no tiene dientes”, al contrario vos estas diciendo que hijos de p… lo ricos que no se preocupan por ellos. La gente está acostumbrada a creer que el mundo es de la clase social a la que pertenece, ahí entra el papel del periodista que debe tener una mirada abarcadora y carente de prejuicios tanto en contra o a favor. Por eso hay que ser curioso frente a un pobre o a un rico, el pobre es más fácil porque todos saben lo que es un pobre, lo más difícil de saber es que es un rico, eso para mí fue siempre muy apasionante.
-En general, la autoestima determina nuestro estado de ánimo, ¿cree que este puede influir en el momento de efectuar una opinión o crítica acerca de un tema en particular?
-Si, el estado de animo puede influir aunque profesionalmente no debería. Esto tiene relación con lo de los prejuicios; es decir, cuando a vos te mandan a hacer una nota y realmente no te agrada el personaje, ya vas cargado de mal humor y de preconceptos y sentís que la nota es secundaria y sin sentido. Sin embargo, uno siempre puede encontrar el atractivo de hacer el reportaje y de descubrir cosas nuevas, pero más hallá de eso, uno también puede interpretar que te mandan a hacer la nota a ese personaje secundario porque no lo tienen en cuenta a uno y eso va a influir en la nota y el entrevistado lo va a notar. Por eso uno siempre tiene que ir con la idea de que vas a hacer la mejor nota de tu vida con ese personaje, lo que nadie hizo con él.
-¿Qué significado puede tener una pausa o un silencio en una entrevista?
-Durante una entrevista, los silencios ponen muy nervioso al entrevistador. Fijate que en radio el silencio es abismal, no existen. El inventor del silencio fue Hugo Guerrero Martinei, durante el programa tenía ganas de hacer silencio y lo hacia, con eso cautivaba al oyente. Pero hoy en día, el silencio en radio no te es permitido, porque se toma como vacilación, el clima de la radio es el ruido. Más allá de todo eso, hay distintos silencios, algunos cargados de cosas buenas y hay otros que significan que el reportaje esta árido, difícil.
-Árido… ¿ porque no se creó el clima adecuado?
-Claro, puede ser porque vos no lograste el clima o porque el personaje no tiene ganas. Otras veces notas que el reportado no te considera a vos como persona, sino al medio en donde trabajás, entonces pasás a ser una vía y ya no te habla a vos sino al medio.
-¿Qué recaudos se pueden tomar para evitar la ambigüedad?
-Lo ideal es que te conste lo que vos vas a informar. Para los casos inaccesibles o noticias internacionales, uno tiene que acepar lo que le viene por agencia; luego aparece tu prejuicio a favor o en contra de lo ocurrido. En ese momento aparece la ambigüedad, por eso primero te tiene que constar la noticia, después hay que plantear los argumentos para que el receptor sea consciente que lo que decís es lo que vos crees que es verdad. Por ejemplo, a nadie lo consta de que Bin Laden exista; es un fantasma que podría haber sido creado por una computadora virtual, no me explico que haya desaparecido de las noticias, hoy ya nadie habla de Bin Laden, bombardearon un pueblo entero y no existe más Bin Laden ni tampoco la comprobación de que este muerto, y se sospecha y se sabe que está vivo. Con respecto a la ambigüedad, a la gente le gusta que uno se defina, hoy se usa que uno se defina.