Dejó de ser noticia: los diarios y revistas de papel son discontinuados por versiones online, en especial en el primer mundo. La revista ComputerWorld fue uno de los últimos ejemplos: tiraba 100.000 unidades, un número nada despreciable, aunque con cada vez menos anunciantes.
En América latina, el número de diarios impresos crece (en 2013 había 1.940 periódicos diarios, frente a los 1,820 de 2008, según Euromonitor International), aunque cada país tiene sus peculiaridades. En Venezuela, por escasez de papel, los diarios salen a menudo de ocho páginas, incluso los oficialistas.
En Paraguay, las copiosas y recurrentes lluvias le arruinaban las ventas al diario Extra, uno de los más leídos, por lo que decidió plastificar la portada durante los “meses húmedos”, para que el producto pueda convertirse en un “paraguas” (¡las ventas aumentaron 16%!).
Para otros, imprimir es una cuestión lúdica o publicitaria. Como lo hizo Pedia Press, una editorial alemana, que se dispuso a imprimir Wikipedia en una tarea que llevará 1.000 libros y 1,2 millones de páginas. Hasta el momento llegó a la letra “b”. Allí, solo el artículo que habla de la marca BMW tienen 130 páginas.
La pregunta del millón es cuándo se imprimirá el último diario de papel, interrogante que la consultora Future Exploration se animó a hacer, al menos para los 50 países más relevantes de la industria. Según el estudio, Estados Unidos sufrirá primero: allí se acabarán en 2017. ¿Cuál será el último país que disfrutará de los diarios de papel? Aunque cueste creerlo, la Argentina: durarán hasta 2039.
(Este texto fue publicado en la Revista Apertura, de Argentina, como parte del artículo Zapping de Medios 2014)
Redacciones en crisis
Periodistas rasos y directivos no la estarían pasando bien. En los Estados Unidos, las matriculaciones para estudiar la carrera vienen cayendo desde 2011 y el alguna vez definido “mejor oficio del mundo” es considerado ahora como la segunda peor profesión que se puede tener, detrás del leñador, según una encuesta del sitio de empleos CareerCast, que predice un destrucción de 13% de los puestos en el sector hacia 2022.
Los directores la están pasando peor, al menos en Europa. En el diario francés Le Monde, tras la muerte de Erik Izraelewicz a fines de 2012 de un ataque cardíaco cuando caminaba por la redacción, había llegado Natalie Nougayrède (ganadora del premio Albert Londres en 2005 por su cobertura en Chechenia), con el respaldo de 80% de las redacción. Renunció en mayo, tras el auto-despido de siete redactores jefes y críticas de la dirección. El País, de España, despidió a Javier Moreno, y nombró en su reemplazo a Antonio Caño, quien fue votado sólo por 43% de los redactores. Este, a su vez, convocó como subeditora a Eva Saiz, quien recibió una paliza en las urnas internas: 154 en contra, 34 positivos y 26 en blanco. En febrero, el director del periódico francés Liberation, Nicolas Demorand se peleó con la redacción y renunció. Lo comunicó a través de una entrevista con la competencia. En Italia, paradójicamente, hay menos emoción y más razón: Ferruccio de Bortoli, abandonará la dirección del Corriere della Sera, pero tiene hasta 2015 para dejar su banco libre. El único que quiere volver parece ser Pedro J. Ramírez, fundador del español El Mundo hace un cuarto de siglo, quien anunció en Twitter que intentará comprar la cabecera.