Por Andrew Graham-Yooll
Coincidió con la muerte del ex presidente Néstor Kirchner la publicación en Londres de un informe que lamenta la marcada reducción en la cobertura de los diarios británicos de la noticia del exterior. Viene a cuento porque muchos argentinos fuera del país notaron la insuficiencia de la información en la mayoría de los periódicos de Europa sobre el deceso del ex presidente. El informe es útil porque aclara, por lo menos un poco, que no es sólo que “nadie se interesa en nosotros” (clásico lamento del argentino) sino que a un gran número de medios del mundo les interesa muy poco lo que ocurre más allá de sus fronteras nacionales.
Martin Moore es el autor del informe “Mundo que se encoje: La reducción de la información internacional en la prensa británica” (Shrinking World: The Decline of International Reporting in the British Press), publicado por el Media Standards Trust de Londres (puede leerse en, mediastandardstrust.org). Moore comenta que la reducción de la noticia internacional contrasta con la creciente globalización de nuestras vidas, así como el incremento constante en el turismo internacional. (bajate el informe en PDF antes de seguir leyendo)
Al margen de comparar el número de notas y su extensión en varias décadas a partir de los años setenta, el autor del informe recuerda que en los últimos 30 años el tamaño de los diarios y número de páginas ha crecido en todos los niveles políticos y sociales (el diario The Guardian pasó de menos de 30 páginas hace tres décadas a más de cien hoy, contando todas las secciones y suplementos) y sin embargo el espacio que se le da a la información del exterior es cada vez menor. Además esa noticia pocas veces aparece antes de la página 10.
La explicación más fácil es que la cobertura exterior se perdió en los ajustes presupuestarios de las empresas. Pero también parece que las empresas ya no ven a los temas internacionales como algo que venda ejemplares. Es decir, las páginas internacionales pasaron a ser un lujo innecesario.
Si alguna vez existió una época de oro de los corresponsales extranjeros debe haber terminado en los años cincuenta. Sin embargo la necesidad de gente que cubra, filtre y explique lo que ocurre en otros lugares del mundo parecería ser más necesaria que nunca. Por ejemplo, no nos queda muy claro porque en tiempos en que más intercambio humano hay (turismo, comercio, cultura) el nivel de intolerancia y prejuicio es cada vez mayor. ¿Será que conocernos más y mejor incrementa nuestra impaciencia?