Los medios españoles se pueden destacar por muchas cosas, por los avances de sus periódicos en Internet por ejemplo, pero no, al menos no en este caso, por su objetividad. (Obviamente que no existe la objetividad en un mundo en donde ya sabemos que todo es subjetivo y bla bla, pero eso es un debate en todo caso de semiólogos o filósofos, no para el periodismo).
Dice ABC: “El Gobierno dilapida en un día 300 años de lucha por Gibraltar”. Titular El Mundo: “La foto de la vergüenza”. Me parece que el periodismo tiene que informar, más cuando el segundo dice que es un “diario global” o “líder mundial”. La noticia, en este caso, es que el canciller español, Miguel Moratinos, visitó el martes junto con su par británico, David Miliband, a la autoridad de Gibraltar, Peter Caruana, en una acción polémica e inédita en 300 años. Y Punto. Se dio cuenta tarde El Mundo, que pronto cambió el tono.
Los juicios de valor que vayan a la sección editorial o a alguna columna de opinión, pero un poco de profesionalismo para los editores de El Mundo! Como dicen los yanquis: “It’s not personal, it’s business”. Si el español es patriota o tiene un sentimiento de rencor o lo que sea a nadie le importa. A mí, lector, desde Buenos Aires ¿qué merda me importan lo sentimientos del que tituló?
Lo que más rabia me da es que Gibraltar es una cosita tan chica e insignificante, que todo bien, por ahí la quieren, pero es una cuestión de agenda. El estrecho de Gibraltar tiene entre punta de Oliveros y punta Cires menos de 15 kilómetros de longitud. 15 kilómetros! Y sin embargo, entre España y Marruecos hay un océano de división social, económica y demás. ¿Cómo puede un país y un Continente estar tan cerca y ser tan indiferente a lo que le sucede a los demás? Estados Unidos entrega a Africa casi más asistencia que Europa entera, y está bien, pueden no ser tan solidarios. Pero si además de importarte una merda te ponés a discutir por un monte de 7 kilómetros cuadrados ya directamente es una falta de respeto. Tanto como los artículos de El Mundo y ABC.
PD: perdón por exabrupto.