Entre otras cosas, para analizar diálogos como estos….
– Eduardo Feinmann: Esta mañana escuchaba al capitán que lo detuvo… y él contaba que, bueno, que el chico, que no es lo mismo atrapar a un menor que atrapar a un mayor. Estamos hablando de un menor peligrosísimo –el conductor siempre sube el tono de voz cuando hace referencia a la peligrosidad de los menores delincuentes-, peligrosísimo, a quien no le tembló el pulso para matar a Barrenechea. No le tembló el pulso. Contaba el capitán que el chico lloraba a mares, el asesino a mares lloraba… Claro, son de estas personas, de estos personajes nefastos que se acuerdan de llorar como nenas en ese momento, cuando son atrapados, pero cuando tienen a una familia entera, y cuando tienen que apretar el gatillo, se ríen. ¡Se te ríen en la cara! Y sino hablen con las víctimas, a ver lo que pasaron.
– Pablo Kablan: Es algo que se ve en muchos casos, cuentan los investigadores, cuando hay menores de por medio. Cuando actúan en bandas… en grupos, drogados o no, con armas de fuego. Son muy violentos, muy, muy, peligrosos. Pero lo que pasa, cuando están solos y sin armas, allí ya son débiles. No tienen el poder que les otorga el arma, por eso es que lloran…
– Feinmann (mirando a la cámara, como si hablara directamente con el joven): Pero a mí esas lágrimas de cocodrilo no me conmueven, las lágrimas de este asesino no me conmueven de ninguna manera. ¡Llorá todo lo que quieras, maricón!
El diálogo corresponde a un informe sobre la agenda informativa del canal de noticias argentinos C5N realizado por el Observatorio de Medios de Argentina. Pueden verlo en el Portal de Estudios en Comunicación y Periodismo (PECyP).