Wikileaks según El Pais, The Guardian y NYTimes

Wikileaks.org (ahora también en sus espejos wikileaks.ch, Wikileaks.de, Wikileaks.fi y en el IP 213.251.145.96) eligió a cinco medios impresos para encabezar la propagación mundial del material. Para sus directivos, no fue una tarea sencilla; nunca en la historia habían tenido en sus manos semejante cantidad de datos. Su naturaleza confidencial y su procedencia estadounidense agregaba una cuota de incertidumbre. Pero como les dijo Assange, “el coraje es contagioso”, y todos se pusieron en grupo a trabajar.

El domingo 28 de noviembre por la tarde europea comenzó el operativo; y, entonces, los directores de los cinco medios salieron a dar explicaciones a sus lectores sobre lo que estaban haciendo. El periódico francés Le Monde y la revista alemana Der Spiegel lo hicieron a través de un video. En cambio, Javier Moreno, director El País de España; Alan Rusbridger, editor en jefe de The Guardian de Inglaterra; y Bill Keller, director ejecutivo de The New York Times, de Estados Unidos, se pusieron a disposición de los lectores a través de foros online. Aquí, algunas de sus opiniones más llamativas:

―¿Han pagado algo por recibir esta información?

MORENO: No. El País no paga nunca por informaciones. Por esta tampoco.

KELLY: No hemos firmado ningún acuerdo de ningún tipo con WikiLeaks o cualquier otra persona. De hecho, en este caso, no hemos recibido los documentos de Wikileaks. Julian Assange, el fundador, decidió no brindar el material de nosotros, al parecer porque se sintió ofendido por nuestra cobertura de sus problemas legales y de la organización. El periódico londinense The Guardian nos dio una copia del archivo, porque lo considera una continuación de nuestra colaboración en anteriores revelaciones de Wikileaks.

―¿Es cierto que no vais a publicar toda la información porque se ha llegado a un acuerdo con el Gobierno de EE UU?

M: No, no es cierto. No hemos llegado a ningún tipo de acuerdo con el Gobierno de EE UU, a quien, sin embargo, sí se le informó con carácter previo.

¿Por qué, según el Departamento de Estado de EE UU, estas informaciones ponen en riesgo la vida de personas? Gracias.

M: Esa es siempre la primera línea de ataque en casos como este. Ya lo fue cuando The New York Times y The Washington Post publicaron en 1973 los papeles del Pentágono, que ofrecían una descripción desoladora para el Gobierno estadounidense de la época sobre la guerra de Vietnam. No hay nadie en esos papeles en Europa occidental o EE UU que arriesgue nada más que su carrera política al trascender sus opiniones o el hecho de que haya aportado información reservada a EE UU.

RUSBRIDGER: Cada uno de los cinco diarios designaron a alguien para detectar cualquier cosa que podría poner en peligro a alguien. Todos ellos trabajaron juntos, pero por separado de los equipos que estaban procesando la información, por lo que se generó una especie de quíntuple control.

―¿Han tenido precauciones especiales en ciertos países?

M: En el resto de países, donde existe pena de muerte o no rige el Estado de derecho, las organizaciones que conjuntamente hemos llevado adelante este proyecto hemos aplicado serias restricciones: no se nombran fuentes o contactos a los que consideramos en riesgo y los cables correspondientes se publican convenientemente editados o censurados. Habría también que preguntar a Washington cómo no son capaces de mantener en secreto información tan importante. Si una organización como Wikileaks ha logrado tener acceso, y algunos periódicos también, ¿qué seguridad hay de que no lo logren también servicios secretos extranjeros mucho menos concernidos por la libertad, la seguridad y la democracia en el mundo?

R: Sí, por eso no creo que sea adecuado publicar todos y cada uno de los cables sin cierta censura. No tenemos los recursos (ni la voluntad) de procesar los 250 mil cables. Lo hacemos porque hay algunas fuentes en países represivos que claramente estaría en riesgo.

¿Desde cuándo tienen esta información? ¿Cómo la han contrastado?

M: Disponemos de la información desde hace algunas semanas. Y todos nuestros análisis concluyen que los cables son auténticos y no han sido manipulados.

R: Tuvimos los cables durantes varias semanas. The New York Times menos semanas. El País y El Mundo se acoplaron más recientemente.

―¿Qué derecho tienen a publicarlo?

M: Ha primado el derecho de los ciudadanos a disponer de información veraz y relevante sobre asuntos públicos de interés general. Los periódicos tenemos muchas obligaciones. Entre ellas no se encuentra el proteger a los Gobiernos, y al poder en general, de situaciones embarazosas.

R: No tenemos que encontrar escándalos para justificar el interés público del material. Hay cosas que son de interés público y no son escándalo.

K: Se decide su publicación porque Estados Unidos está maldecida por la prensa libre. Soy el primero en admitir que las organizaciones de noticias, incluyendo ésta, a veces hacen las cosas mal. Podemos ser excesivamente crédulos (como en algunos informes sobre supuestas armas de destrucción masiva en Irak) o demasiado cínicos en relación a los funcionarios y sus motivaciones. Podemos equivocarnos por mantener secretos o por exponerlos. Hacemos el mejor juicio posible. Cuando las cosas están mal, tratamos de corregir el registro. Una prensa libre en una democracia puede ser un poco incómodo. Pero la alternativa es darle al gobierno un veto sobre lo que se les permite saber a sus ciudadanos… No habría periódicos sin gobierno, ni gobierno sin periódicos.

―¿Podrías contarnos cómo fueron las gestiones con Wikileaks para ser uno de los medios a tener acceso a las filtraciones? ¿Por qué esos medios?

M: Siento mucho no poder entrar en detalles. Otra obligación de los periodistas es proteger a las fuentes. Sí te puedo contar que fueron contactos extensos, no fáciles de realizar. Por qué esos medios y no otros. Más allá de los contactos personales, asumo que Wikileaks eligió a estos cinco periódicos por su rigor, su calidad y su capacidad de influencia en todo el mundo. En el caso de EL PAÍS supongo que influyó que sea el medio de referencia en España y en América Latina.

―¿Considera que las filtraciones en el portal Wikileaks son periodismo?

M: Esa es una pregunta que roza la metafísica. Digamos de forma más modesta que Wikileaks nos ha permitido hacer gran periodismo. Periodismo del que cambia la historia y del que los ciudadanos están cada vez más necesitados en un mundo donde los Estados y los políticos tratan cada vez más de hurtar la información a sus sociedades.

R: Wikileaks no es un periódico y tiene, en cierta medida, diferentes objetivos. Creo que nos dimos cuenta de eso en ambos lados. Habría que preguntarle a Wikileaks como su visión de los medios de comunicación ha cambiado. Espero que se reconozca que trajimos a esta fiesta nuestra capacidad de buscar, contextualizar, verificar y explicar.

K: Esperamos que (la justificación periodística) se desprenda de los artículos que hemos escrito. Contribuyen a nuestra comprensión de cómo se hace la política exterior de Estados Unidos, lo bien que está trabajando, qué tipo de relaciones tenemos con aliados y adversarios. Creemos sinceramente que los lectores que se interesan en la conducta de Estados Unidos en el mundo encuentran iluminación en en este material.

―¿Qué método habéis seguido para procesar tantos documentos?

M: No resulta fácil rastrear información relevante en 250.000 documentos, lo que significa seguramente más de un millón de páginas. Hemos construido un buscador para localizar cables por nombres, por fechas, por países, relacionarlos entre sí, etc. Pero al final son los periodistas (un equipo de más de 30 excelentes profesionales en EL PAÍS) los que han tenido que leer miles de documentos. Su magnífico trabajo es el que ahora comienza a ver la luz.

R: La magnitud de los datos sin duda es un nuevo reto para nosotros; pero por fortuna, tenemos brillantes tecnólogos y expertos en datos que nos ayudaron a manejarla bien y han construido motores de búsqueda a través de la excepcional bases de datos se construyeron.

―¿Cuánto tiempo estiman que les llevará presentar los documentos que elijan analizar con mayor profundidad? ¿Estamos hablando de días, semanas, más tiempo?

M: Estamos hablando inicialmente de semanas. Pero incluso después, un análisis profundo estoy seguro de que seguirá proporcionando detalles interesantísimos

R: Estamos publicando lo más razonablemente rápido que podemos, pero creo que el impacto del material se vería disminuido si se trata de volcar todo demasiado rápido.

―¿Qué condiciones puso Wikileaks?

M: No ha habido más condición que compartiéramos entre las cinco la información relevante que fuéramos encontrando para poder acordar un calendario mínimo común. Wikileaks no impuso ningura otra condición. Todos disponemos de todo el material y somos los responsables de explorarlo, decidir qué queremos publicar y qué no.

―¿Se han puesto de acuerdo con los otros medios elegidos para fijar una fecha de publicación?

M: Sí, hemos acordado un esquema mínimo de publicación para no volvernos todos locos. Luego, cada uno decide si publica o no, con qué extensión y con qué relevancia.

R: El calendario de publicación fue acordado entre los cinco medios y compartido con WikiLeaks, supongo que se han utilizado los “valores noticiosos” para elegir prioridades.

K: Hemos coordinado con las otras organizaciones de noticias el momento de la publicación, pero no el contenido de nuestros artículos. Nos pusimos de acuerdo para publicar nuestros artículos en un número de días en vez de en un gran oleaje.

―¿Qué impacto tendrán las filtraciones en las relaciones internacionales?

M: Es evidente que las consecuencias van a ser inmediatas y profundas. Centenares, incluso miles de personas han acudido a embajadas y consuldados estadounidenses a ofrecer opiniones e informaciones en la confianza de que su confidencialidad estaba garantizada. Eso no ha sido así, de tal forma que a partir de ahora EE UU va a tener más complicado recabar ese tipo de inforamción puesto que ha quedado claro que no es capaz de guardarla en secreto. Por otra parte, será inevitable la erupción de tensiones entre Washington y algunos de sus aliados, y entre terceros países. El ejemplo más claro es el que citábamos antes de Irán y sus vecinos árabes.

R: Creo que el Departamento de Estado tendrá que dar explicaciónes sobre la directiva que dio a las embajadas (y a sus diplomáticos ante Naciones Unidad) para recoger información personal sobre los “objetivos” que se detallan en los cables.

―¿Cómo queda la imagen internacional de EE UU tras esta filtración?

M: a imagen, deteriorada, evidentemente, al igual que la de muchos otros Gobiernos o líderes de otros países. Pero además EE UU va a ver disminuida su capacidad de operar como hasta ahora en la recogida y el proceso de datos. Reconstruir ese sistema, sobre bases más seguras, llevará años, sin duda alguna.

R: Esto es embarazoso más que daniño. Los diplomáticos de Estados Unidos van a tener que recuperar la confianza y convencer a sus fuentes que pueden hablar con seguridad.

―¿Es legal lo que ha hecho Wikileaks?

M: No lo sé. No soy abogado. Nosotros solo somos periodistas.

―¿Cómo saben sin los cables son auténticos?

K: El contenido de los cables son compatibles con muchos otros informes que hemos hecho acerca de la relaciones exteriores de Estados Unidos, y el formato es familiar de los cables de la embajada que se han visto. Sin embargo, la autenticación más fiable es la siguiente: en nuestras conversaciones extensas con el gobierno de Estados Unidos – en este caso, y en las dos versiones anteriores de documentos clasificados por WikiLeaks – ningún funcionario ha cuestionado la autenticidad del material, o sugeridas que han sido manipulado de ninguna manera.

Los directores responden a los lectores:

Javier Moreno – Director de El País

http://www.elpais.com/edigitales/entrevista.html?encuentro=7439

Alan Rusbridger – Editor en Jefe de The Guardian

http://www.guardian.co.uk/world/2010/nov/29/us-embassy-cables-rusbridger-wikileaks?showallcomments=true#start-of-comments

Alain Frachon – Director editorial de Le Monde

http://www.lemonde.fr/international/video/2010/11/30/les-documents-de-wikileaks-sont-utiles-et-passionnants_1447095_3210.html

Bill Keller, Director Ejecutivo de The New York Times

http://www.nytimes.com/2010/11/29/world/29askthetimes.html?_r=1&hp=&pagewanted=all

Marcel Rosenbach – Periodista de Der Spiegel

http://translate.googleusercontent.com/translate_c?hl=es&ie=UTF-8&sl=de&tl=en&u=http://www.spiegel.de/politik/ausland/0,1518,731177,00.html&prev=_t&rurl=translate.google.com&usg=ALkJrhjU0gxzFxu2uK4QSSvNXvjzVunGkQ

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